lunes, 2 de enero de 2012

Redes sociales / Búsqueda de trabajo



¿Afrontas un proceso de selección? No olvides cuidar tu imagen virtual

Las redes sociales se han convertido en parte de nuestra vida, especialmente de la de los más jóvenes, que comparten todo tipo de información a través de Facebook, Google+, Twitter y otras plataformas. Si a esto añadimos comentarios en blogs, fotos o vídeos en Flickr y Youtube, nos encontramos con una identidad digital de la que no todo el mundo es consciente pero que conviene tener presente, sobre todo para procesos de selección para entrar en un máster, un MBA o para una entrevista de trabajo.


Las redes sociales son una realidad para millones de personas y sobre todo para los más jóvenes. Según un estudio de Pingdom, la mayoría de usuarios de Internet y las redes sociales tiene menos de 44 años. De hecho, un 25% del total se encuentran en la franja entre 35 y 44 años por un 18% entre 25 y 34 años. Si nos centramos exclusivamente en Facebook, la media edad es todavía menor. Más de un 60% tienen menos de 35 años por un 18% de entre 35 y 44 años.

Este rango de edad sólo habla del potencial de las redes sociales y de su creciente importancia. Y es que si atendemos a los datos su uso no puede sino crecer en los próximos años, especialmente si las nuevas generaciones muestran la tendencia a utilizar cada vez esta herramienta de comunicación. A fin de cuentas, el intercambio de información y la conversación es lo que nutre las redes sociales e Internet 2.0.

En Facebook, Google+, Tuenti y páginas similares los usuarios dejan constancia de sus opiniones, emociones, sueños, gustos... en definitiva, de su vida. A esto hay que añadir el álbum de fotos no tan improvisado en que se ha convertido Flickr y la videoteca que son webs como Youtube o Vimeo. Se trata de tal cantidad de información que al final terminan creando una verdadera identidad digital que puede decir mucho de una persona. Una identidad digital de la que no todos los usuarios de la red son conscientes y por ahí puede llegar buena parte de sus quebraderos de cabeza futuros y de la falta de éxitos presente.

Y es que no hay nada tan fácil como explorar la web para conocer a una persona. Basta con ‘googlelizar’ (buscar en Google) el nombre de una persona para poder ver su currículum y contactos profesionales a través de LinkedIn o Xing, sus amistades y vida privada en Facebook y sus pensamientos y opiniones en Twitter, su blog o los foros en los que participe. En definitiva, una ingente cantidad de información de la que cada vez más departamentos de selección sacan ventaja. Tanto es así que un 27% del personal de admisión de las escuelas aseguran utilizar Google para obtener más datos sobre los aspirantes según un reciente estudio de Kaplan Test Prep.

El informe añade que un 22% de los departamentos de admisión también se fija en los perfiles de Facebook y otras redes sociales de los aspirantes. Sólo era cuestión de tiempo que siguiesen un camino que el área de recursos humanos de las empresas había iniciado hace tiempo.

Según comenta Dan Bauer en CNN Money, director de The MBA Exchange, “hay una creciente tendencia entre las escuelas de negocios de ir más allá de la solicitud ordinaria y explorar también el perfil en las redes sociales. Los departamentos de admisión quieren ver como el futuro MBA se presenta en Facebook, LinkedIn y Twitter”.

Escuelas como Harvard Business School ya realizan búsquedas en Internet sobre sus candidatos, aunque todavía no existe una política unificada en el sector. En el caso de Harvard, recibe 11 solicitudes para cada una de sus plazas en su MBA por las ocho de London Business School. La media de aspirantes para cada edición de MBA es de 666 en Estados Unidos.

Resulta complicado que con el actual sistema los departamentos de admisión puedan rastrear por Internet a todos los candidatos. Por eso, la mayoría no rastrean a todos los futuribles MBA sino sólo de aquellos que llaman la atención o que cuentan con algún elemento extraño. Esto es por ejemplo lo que hacen desde Kenan-Flagler Business School o Stanford. En McDonough School of Business tampoco tienen una política oficial de estudiar la identidad digital de los solicitantes, aunque si surge cualquier tipo de cuestión llevan a cabo una primera búsqueda en Google y si a través de ella no obtienen los resultados deseados ahondan más en redes sociales y foros.

Las empresas lo tienen más claro

Las empresas tienen bastante más claras las políticas y estrategias a seguir en cuanto a la presencia online de los aspirantes. No es que la importancia de elegir a un trabajador sea mayor que la de determinar que alumno entra en un MBA. Simplemente sus procesos de selección están mucho menos estandarizados, son más flexibles y tienden a buscar confirmaciones adicionales a los datos del currículum. Una reciente infografía de Mashable.com sitúa en un 92% el porcentaje de seleccionadores que utilizaron las redes sociales para seleccionar candidatos en 2010, a lo que hay que añadir una de cada cinco que directamente buscan posibles empleados a través de la red.

Entre las redes sociales y los elementos de la red 2.0, LinkedIn es la más popular y que utilizan un 86% de los departamentos de selección. Le sigue Facebook con un 60% y Twitter, la última en llegar, con un 50%.

En España, un 49% de las empresas utilizaron las redes sociales como fuente de reclutamiento y selección en 2010, según un estudio realizado por Unique. De estas, un 44% lo hace de forma esporádica, mientras que un 5% sólo las usa para perfiles profesionales muy concretos. Lo más significativo es que un 45% aseguró no utilizarlas nunca en el desarrollo de su actividad, un porcentaje que a buen seguro se habrá reducido ante la creciente importancia de las redes sociales en el día a día como herramienta de promoción profesional.

La importancia de la identidad digital para encontrar trabajo, entrar un MBA o cualquier trámite profesional parece fuera de toda duda y aquí reside precisamente el problema de buena parte de la población. Internet tiene memoria de elefante, recuerda cualquier cosa que hayamos comentado en la red y cuenta con Google para recuperarla si se hace la búsqueda adecuada. De esta forma es posible rastrear la presencia en la red mucho antes de lo que a la mayoría de la gente le gustaría, porque la red lo registra todo.

Para los candidatos de mayor edad el problema puede no ser tan grave, ya que se supone que sus ideas estaban más formadas en los albores de Internet y por su puesto con el estallido de las redes sociales. Los candidatos más jóvenes no tienen tanta suerte y en su caso es más fácil rastrear sus 'pecados de juventud'. Estos pueden incluir desde borracheras juveniles y no tan juveniles hasta comentarios o actitudes inapropiadas. Aquí radica precisamente el problema de poder compartir todo tipo de información y de expresar opiniones de forma más fácil y, sobre todo, pública.

Dan Bauer ofrece algunos ejemplos algo más curiosos de comportamientos online que pueden perjudicar a un aspirante a cursar un MBA a los que se ha tenido que enfrentar su empresa:

- Un aspirante cuyo nombre desafortunadamente coincide con el de un convicto.
- Un aspirante que ha posteado fotos en Flickr posando en actitud orgullosa frente a uno de los escaparates del barrio rojo de Amsterdam.
- Un aspirante que comenta sus ganancias de seis dígitos jugando al póquer online y añade un emoticono de una cara feliz alardeando de que no lo ha declarado en la declaración de la renta y que tampoco piensa hacerlo.
- Un aspirante que ha twitteado en diversas ocasiones a favor de la legalización de las drogas.
- Un aspirante que twitteó comentarios desafortunados y fuera de lugar sobre las víctimas del terremoto en Haití.
- Un aspirante cuyo blog promociona una lista de reproducción de música con varios títulos obscenos e inapropiados.
- Un aspirante que despreció públicamente en un foro de aplicaciones a MBA a dos de las escuelas a las que pensaba presentar su solicitud.

Estos ejemplos más peregrinos pueden servir para hacernos una idea de hasta qué punto es posible 'meter la pata' en la red y como un comentario desafortunado puede dar al traste con todo un proceso de selección perfecto por lo demás.

Pero incluso los candidatos que gestionan adecuadamente su presencia en la red pueden verse en problemas por lo que otros comentan de ellos. Como Bauer recalca, “no se trata sólo de lo que cada aspirante postea, sino de lo que se postea sobre ellos e incluso sobre personas con su mismo nombre”, como bien hemos visto a través del primer ejemplo.

Los errores más habituales suelen tener que ver con el segundo de los ejemplos más que con el resto. El primero en la lista tiende a ser imágenes inapropiadas de juergas nocturnas que no dan precisamente una buena impresión del candidato. Por fortuna, cada vez son más las empresa que empiezan a pasar por alto este tipo de comportamientos, entendiendo que todo el mundo tiene derecho a divertirse y a liberar tensiones por la noche, además, claro está, de cometer algún error de tanto en cuanto. Evidentemente, la edad del candidato juega un papel determinante en este punto: cuanto más joven más fácil será perdonar este tipo de comportamientos, mientras que para los aspirantes de mayor edad será algo más complicado. En este punto, lo peor que puede pasar es que la imagen esté etiquetada un día concreto entre semana, dando la impresión de una enorme falta de profesionalidad.

Lo que no perdonan tanto las empresas son los comentarios desafortunados, opiniones tendenciosas y partidistas o uncomportamiento inapropiado y repetido en el tiempo. A esto hay que añadir, por supuesto, intervenciones que demuestren una patente falta de conocimientos del sector o de habilidades de liderazgo. Estamos hablando de participación en foros o post decontenidos misógninos, con tintes xenófogos en el peor de los casos, pero también de bromas pesadas, valoraciones de productos inoportunas, faltas de respeto, discusiones en foros... La lista es de lo más amplia pero en términos generales hace referencia a cualquier falta que hayamos cometido en nuestra participación en la red.

¿Quiere esto decir que es mejor no emitir juicios de valor en la red? Ni mucho menos. Es bueno posicionarse en los temas más polémicos porque servirá para dejar claro que el candidato es capaz de tener su propia opinión. Sin embargo, sí debemos tener claro que inclinarse de un lado u otro en ámbitos como la política puede tener sus consecuencias y que habrá empresas (no tanto escuelas de negocio) que lo tengan más en cuenta de lo que nos gustaría.

¿Qué hacer para mitigar nuestros errores?

¿Qué hacer si hemos incurrido en estos errores? Lo primero es no alarmarse y rastrear la presencia online. Para ello se pueden utilizar diversas herramientas. La primera y más obvia es la de introducir en Google entrecomillado el nombre y apellidos e incluso estableciendo Google Alerts para ver qué aparece en las primeras posiciones -lo recomendable es revisar los enlaces de las tres primeras páginas por lo menos-. También existen páginas como Klout, SproutSocial, Visible, 123people, Turank, Facebook Grader oTweet Grader, que miden la influencia en redes sociales y pueden servir para saber lo que se cuenta en las redes sociales de un candidato.

El segundo paso una vez detectados los comentarios no deseados y las menciones inoportunas es tratar de eliminarlas. Cada red social cuenta con sus propios mecanismos para eliminar comentarios y borrar cuentas. En el caso de Facebook, basta con pasar el cursor sobre una de las publicaciones y pulsar en la opción eliminar, como se explica en este enlace. Peor es si el comentario es de un amigo, en cuyo caso habrá que pedirle a él que lo elimine.

En Twitter también se pueden borrar mensajes de forma muy sencilla. Para ello solo habrá que acudir a los tweets enviados y pulsar en borrar. Eso sí, el problema es que si Google lo ha indexado seguirá circulando por la red. La mayoría de redes sociales funcionan de forma similar, aunque en el caso de blogs y foros habrá que acudir directamente a los administradores de la página en cuestión y solicitarles que eliminen el comentario inadecuado o cualquier dato de acuerdo con la Ley de Protección de Datos.

Quienes no se vean capacitados para hacerlo o simplemente prefieran asegurarse al 100% que la información es eliminada pueden recurrir a la ayuda de expertos. En la actualidad hay compañías que se dedican a borrar datos y comentarios en la red. Este es el caso de Salirdeinternet.com, Reputation Rhino o MBA Exchange, por poner algunos ejemplos.

Lo importante una vez borrados estos datos es no volver a caer en los mismos erroresy para ello, además de tener más cuidado con lo que se postea en la red, resulta imprescindible aprender a gestionar la privacidad en redes sociales. Facebook ha mejorado mucho en ese apartado (ver área de privacidad de Facebook) y de hecho en agosto anunció importantes cambios al respecto. En concreto, ahora es más sencillo decidir qué actualizaciones son públicas y cuáles privadas para nuestros amigos, además de decidir si queremos o no ser etiquetados en una foto antes de serlo, uno de los mayores problemas a la postre para la mayoría de aspirantes.

Google+, la nueva red social de Google también permite compartir sólo información con determinados grupos y, al igual que Facebook, deja elegir la información que será pública y que podrá ver todo el mundo y a la que sólo podrán acceder a quienes el usuario de acceso. LinkedIn dispone de funciones similares con un perfil público y otro exclusivo para los contactos aprobados por el usuario.

La clave en cualquier caso es revisar siempre las opciones de seguridad de las redes en la que se esté presente. En el caso de la participación en foros y blogs, donde estas opciones no están disponibles el mejor consejo pasa por utilizar un alias o, en caso contrario, tener especial cuidado con no dejarnos por la pasión en nuestros comentarios.

No todo es negativo

Pero no todo lo relacionado con la web 2.0 y las redes sociales es negativo para los aspirantes a MBA o quienes están buscando trabajo. Se trata de herramientas muy útiles en ambos casos y de las que pueden sacar ventaja tanto estudiantes como profesionales. Al igual que las escuelas y empresas pueden investigar a los candidatos, estos pueden hacer lo propio con el centro de destino.

En la actualidad las páginas web de las escuelas son una referencia obligada a la hora de buscar la escuela que mejor se adapta a cada candidato a la que en los últimos años se han ido añadiendo otros elementos de la web 2.0. En primer lugar figuran las cuentas de Twitter de los decanos, profesores y la de la propia escuela. Evidentemente, el número de decanos y profesores que tuitean es elevado y puede resultar complicado elegir a quienes seguir. Poets and Quants propone algunos decanos de los que sí merece la pena hacerse seguidor.

También puede resultar interesante hacerse seguidor o por lo menos visitar con asiduidad las páginas de Facebook de las escuelas seleccionadas. Algunas incluso han creado grupos en Facebook para sus MBA. Basta con pulsar en “Me gusta” para recibir automáticamente las actualizaciones que se lleven a cabo. El tercer elemento y quizás uno de los más importantes son los blogs de los decanos -Deans Talk reúne varios de ellos- y profesores, así como los de los departamentos de admisión. Estos últimos servirán para mantenerse al día sobre las fechas límite, requisitos e incluso se pueden obtener valiosos trucos.

Por último, los blogs de los estudiantes son la fuente ideal para conocer más de cerca la experiencia de cursar un MBA concreto. A través de quienes ya están estudiando en la escuela es posible hacerse una idea de lo que se aprenderá, del tipo de compañeros de MBA y de la propia escuela y los profesores. Además, la mayoría de alumnos con un blog suelen ser receptivos a contestar cualquier pregunta o duda de quienes pueden pasar a ser sus compañeros de escuela.

Pero las redes sociales son algo más que un medio para comunicarse con otras personas y, en el plano laboral, hacernetworking y contactar con personas que de otra forma sería imposible. Son también una fórmula excelente para posicionarse en un proceso de selección y para resaltar determinados valores o habilidades, lo que al principio del artículo denominamos la identidad digital.

Existen muchas fórmulas de mejorar la imagen en Internet, pero lo que no cambia es la fórmula para adentrarse en las redes sociales. El proceso debe empezar siempre por escuchar, ya que cada red tiene su propia dinámica. Por eso, antes de participar hay que limitarse a estudiar lo que se dice y cómo se hace. Después llegará la fase activa de dialogar, más tarde vertebrar y crear, como explica Fernando Polo.

Será a través de la participación como se podrá moldear la imagen virtual, pero lo que nunca debemos perder de vista es el mensaje a transmitir -básicamente, quién eres y qué ofreces- ni a quien se va a transmitir. Aquí es donde cobra mayor importancia la escucha, que debería ayudar a identificar a los receptores de estas comunicaciones.

Por supuesto, existen algunos trucos que se pueden aplicar, pero que dependerán también de la red en concreto. Sin embargo también hay algunas comunes a todas ellas y esta es la utilización de palabras clave y términos relacionados con la industria o el sector al que se quiere llegar. En el fondo es la mejor forma de ser visible y que los participantes en la conversación nos encuentren.

Trucos al margen, las redes sociales no son una alternativa en la carrera hacia la escuela de negocios deseada. Cada vez tienen más de obligación que de opción y el mejor ejemplo es el de Tippie College of Business, que premiará con una beca completa al mejor tweet de aplicación a su MBA. Apenas 140 caracteres para conseguir una ayuda valorada en miles de euros que demuestra hasta que punto las escuelas se han involucrado en las redes sociales. ¿Estás dispuesto a dejar pasar esta oportunidad?

La Importancia de ser optimista: evidencias del mercado laboral

Optimismo, carisma y flexibilidad, valores para encontrar el primer trabajo

¿Cómo empezar con buen pie en el mercado laboral? Ser optimista. Varios estudios han desvelado que este tipo de estudiantes tienen más éxito a la hora de buscar su primer trabajo. También ayudan el carisma y la flexibilidad para aceptar diferentes ofertas.

Optimismo, carisma y flexibilidad, valores para encontrar el primer trabajo

¿Hasta qué punto es bueno ser optimista? Ser positivo es una cualidad que habitualmente se identifica como buena y un reciente estudio ha confirmado que puede ser útil incluso en el mercado laboral. Los profesores de Fuqua School of Business Ron Kaniel y David Robinson y el profesor de Yale School of Management Cade Massey han llevado a cabo una investigación titulada ?La Importancia de ser optimista: evidencias del mercado laboral? que ha dado interesantes resultados.

La investigación se ha llevado a cabo con 350 alumnos MBA desde el momento en el que traspasaron la puerta de la escuela de negocios. Los profesores llevaron a cabo diferentes test psicológicos que medían el optimismo de los estudiantes y al mismo tiempo monitorizaron su proceso de búsqueda laboral con un análisis cada seis semanas y dos semanas después de haber abandonado las aulas.

Los resultados del estudio son bastante claros: los estudiantes más optimistas encontraban un trabajo antes y con menos esfuerzo que el resto. Además, dos años después de completar su MBA también habían logrado más ascensos y antes que los alumnos más optimistas. Un razonamiento simplista, según explica Robinson a La Tercera podría llevarnos a pensar que las personas optimistas son mejores, lo que les lleva a tener una mejor imagen de sí mismos y por lo tanto a contar con expectativas más altas. Sin embargo, esto no funciona así, si no más bien al contrario.

El estudio identifica a los optimistas con los llamados optimistas disposicionales frente a los optimistas situacionales.En Apsique definen al primero como ?a una manera constante de enfrentar los hechos en la que se da una generalización de expectativas positivas de obtener buenos resultados, es decir, es un estilo de enfrentar la vida que involucra una disposición positiva. Por otro lado, se entiende por optimismo situacional al mecanismo que surge frente a un evento estresante y que permite enfrentar de mejor forma dicho evento. No es una disposición o manera de enfrentar la vida constante, sino que se da frente a una situación particular, generalmente una situación estresante?.

En términos generales, el informe considera que el optimismo disposicional es un rasgo de personalidad estable que tiene un marcado impacto en los resultados de la búsqueda de empleo sin que haya otros factores externos que puedan explicarlo. Y es que de forma general los alumnos optimistas tampoco tenían mejores notas que el resto de estudiantes. Sin embargo, sí se detectaron otras características como el carisma, o por lo menos así lo consideraron quienes cursaron el MBA con ellos. Además, habían valorado las amistades como el tesoro más preciado de su paso por la escuela.

Cuando se pregunta por qué las personas optimistas tienen más fortuna o mayor habilidad a la hora de buscar trabajo hay varias explicaciones. La primera que esta actitud les hace abordar de otra forma todo el proceso, con búsquedas menos intensas y menor carga dramática. A esto hay que añadir que por lo general se trata de personas más afables y con las que es más sencillo relacionarse. Del mismo modo, responden mejor ante malas noticias o una contestación negativa, lo que les hace más válidos para las entrevistas laborales.

Y una vez se haya conseguido su trabajo,

los optimistas también tienen más posibilidades de ascender, en parte por lo ya mencionado y en parte por su mayor disposición al trabajo, algo que Robinson ya exploró en un estudio anterior titulado ?Optimismo y decisiones económicas?. En el mismo se exponía además, que el optimismo es positivo y beneficioso, aunque sólo en las dosis adecuadas. Un exceso de optimismo también puede ser negativo porque nubla su capacidad para tomar decisiones a más largo plazo.

Más información:

La Importancia de ser optimista: evidencias del mercado laboral